martes, 3 de julio de 2007

Aguien debe cantar a la ciruela

Ciruela, yo no canto la hermosura en tu nombre;
tampoco en tu sabor de duro engendro
.Ni siquiera la fuerza que al ciruelo te ensambla
con la belleza abstracta de lo simple.
Lo que canto, Ciruela, -o quisiera cantar-

es el hondo silencio con el que tú te pudres
sobre el grito del campo;
el gesto decidido por el que al fin te estrellas
contra la tierra, sola.
Cuyando ya ni los pájaros,
que punzaron las uvas y las moras y el higo,

de tu entrega se endulzan.
Lo que quiero cantar es tu triste destino.
Ciruela, drupa esférica de encanto imperturbable,

tú, que nacer debiste para el beso
y no para el olvido,
fruto humilde,
alguien debe cantarte.

Jose Manuel Diez

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